© Vicente R. Sanchis Caparrós

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Los 19,50€ que jamás debí gastarme

Siempre he considerado la poesía como algo serio, del mismo modo que la traducción de la poesía siempre ha sido, es y será seria. Pero lo que no es serio es la traducción de Roberto Mascaró de Deshielo a mediodía del poeta sueco Tomas Tranströmer, premio Nobel de literatura en 2011. No soy amigo de criticar a colegas que llevan a cabo la dificilísima labor de traducir a poetas. En el caso de Tranströmer, no es en absoluto fácil. Pero cuando hoy he llegado a casa con la ingente ilusión de leer al premio Nobel de 2011 en español (ya lo había leído en sueco), me han dado ganas de contarle a todo el mundo lo que me ha hecho sentir su lectura en este blog (lo de todo el mundo, es una hipérbole, claro).

Como he dicho anteriormente, no me gusta criticar, pero cuando una editorial como Nórdica, a la que le tengo un enorme aprecio y respeto, por cierto, publica una traducción, creo que debería ser un poco más rigurosa en su edición. Sin querer profundizar demasiado en el tema, mi asombro ha empezado a aflorar cuando el traductor opta por un vocabulario que desmerece el ritmo original de la obra. En efecto, la obra de Tranströmer es oscura, profunda, en ocasiones, patética y con frecuencia "demasiado humana". Por eso me sorprende leer el poema "Svenska hus ensligt belägna" como "Casas suecas situadas aisladamente". Creo que la elección del título es desafortunada porque resulta forzada. Literalmente (si aún hoy vale usar esa palabra en traducción literaria), sería algo así como "Casas suecas situadas apartadas", tomando "ensligt" como un adverbio, que sería apartadas. La elección de vocabulario no es el problema. El problema, para mí, es el ritmo. Si ya en el título se rompe, el resto no mejora. En sueco, al igual que pasa en inglés, las palabras son más cortas. Se dicen más cosas en menos espacio. Y esto, efectivamente, es un problema de ritmo. Pero lo que creo que hay que hacer en esos casos es darle prioridad al ritmo sobre el vocabulario. La elección de las palabras tiene que estar supeditada al ritmo.

En ese mismo poema, Tranströmer hablar de "rykande månstrålar", que Mascaró traduce como "humeantes rayos de sol". De nuevo, no pongo en duda la elección de vocabulario, ya que entiendo que se trata de una decisión muy personal, razonada y que sin duda responde al momento en que el traductor se sentó a traducir y que seguro refleja sus sentimientos en ese momento. Pero "månstrålar" hace referencia a la luz de la luna, no del sol. Si en un poema de Tranströmer se habla de la luna y en español se habla del sol, la diferencia es obvia. Un poema sueco a la luz de la luna transmite algo muy diferente a lo que transmite algo tan preciado en Suecia como el sol.

Aparte de estos detalles, que en mi opinión desvirtúan la obra de Tranströmer, la edición en su conjunto responde al habitual buen hacer de Nórdica. Me gustaría ver más títulos suecos publicados en la editorial, pues todavía es escasa la representación escandinava en español, sobre todo si tenemos en cuenta la enorme tradición y calidad de la literatura sueca. Para empezar, leamos a Tranströmer en la versión de Mascaró, claro que sí. Pues, si bien hay detalles que no me gustan, ¡hay que leer a Tranströmer!

No hay comentarios:

Publicar un comentario